El cardiocirujano argentino Jorge Trainini es un homo universalis, un polímata cuyos trabajos científicos conviven con textos literarios y ensayos filosóficos. Pionero en el uso de células madre en su especialidad, hoy su principal foco de estudio es la Medicina de la Complejidad, lo que le ha llevado a ser nombrado Director Científico de la Cátedra en Educación Médica del Instituto Practicum. Habla de una colisión con la ciencia clásica para superar la medicina mecanicista. “En la posmodernidad el médico ha de asimilar el factor humano: hay una ausencia de comprensión a través de metodología no lineal, así como un manifiesto menoscabo de la palabra como elemento terapéutico frente a una sobrevaloración de aparatología y farmacopea”.
Madrid, 5 de julio de 2018. Efectos y causas se modifican mutuamente y se desconoce dónde se inicia y donde se termina el proceso de la salud y la enfermedad. O cuál es el límite entre uno y otro, en última instancia. Este postulado es el punto de punto de partida de las disertaciones del Dr. Jorge Trainini en torno a la Medicina de la Complejidad. De acuerdo con su exposición de las cosas, “causas y efectos se dan simultáneamente en implexión con una complejidad tal que no podrían ser abarcados por la medicina positivista y materialista que nos ha gobernado durante los últimos cuatro siglos”. Hay una ruptura evidente, por tanto, con Descartes, Galileo, Kepler y con las leyes de Newton, entre otros. El divorcio cartesiano de mente y cuerpo se desdibuja en un marco más amplio en el que - apunta Trainini- “la interacción construye la dimensión del nosotros”. Del mismo modo que “la ramas de un árbol competen al propio tronco conviene descartar la idea del ser humano como un desarmadero”.
En opinión de quien ocupó la dirección ejecutiva del Hospital Presidente Perón de Buenos Aires hasta 2016, “el gran problema de la medicina actual es que parte de un sistema determinado y probabilístico para pasar a uno indeterminado sujeto a variables individuales que no necesariamente han de replicarse”. Es necesario precisar diagnósticos y tratamientos en virtud de esa individualidad. “Por más acertado que sea el análisis de un hecho, no se podría separar lo natural de lo social, lo biológico de lo psíquico ni las múltiples interacciones entre todas esas ciencias”, sostiene el Dr. Trainini. Más aún, “en la medicina existen causas y efectos plurales sin un límite posible de delinear”. La particularidad del ser humano para optar por uno u otro camino y las fronteras borrosas entre la salud y la enfermedad constituyen, de acuerdo con el Dr. Trainini, uno de los ejemplos más representativos de la “Complejidad” con mayúsculas. Todo está indisolublemente unido, que diría Bell.
A su entender, “el ser humano no es un producto final acabado y, desde esta concepción, vivir consistiría en sucesiones sistemáticas de caos propuestas desde la programación biológica y las adaptaciones al medio que el aparato psíquico debe estar en condiciones de ordenar”. Ya se sabe, el principio de la incertidumbre de Heisenberg rige el universo. De hecho, el Dr. Trainini se muestra convencido de que “nada es tan peligroso como la certeza de tener razón”. En este sentido, “posiblemente en medicina el déficit de conocimiento no sea tan grave como el déficit de factor humano para acercarse al enfermo”. Más allá de la clínica, “el factor humano tiene como fin entender los factores psicosociales que acompañan el proceso de la enfermedad y la curación”. Esto es, la observación directa sigue siendo el pilar de la práctica asistencial. Y es que, “no somos nunca meros observadores sino siempre participantes del proceso”. Hay que dejar de acercarse a la comprensión de la realidad en términos de pares opuestos y hacerlo a través de la complementariedad.
Desmontando la ilusión de separabilidad
Para esclarecer el estado de implexión la física habla de paradoja de entrelazamiento y superposición. Como asevera el Dr. Trainini en el minuto tres del vídeo que se adjunta, “todas las partículas del universo están profundamente entrelazadas”. La mecánica cuántica evidencia que la realidad tiene un nivel cuya conducta difiere de la que observamos. Esto aplica al comportamiento de las moléculas, la interacción de la materia con la luz y la naturaleza de las reacciones químicas. El espectro de interacciones es infinito. Sin embargo, el paradigma mecano-clásico puso todo su empeño en dar con verdades absolutas entre sombras y revelar al mundo certezas donde reinan probabilidades. El experimento de Schödinger, al que el Dr. Trainini se refiere en sus intervenciones divulgativas, demostró que la observación clásica no puede ubicar los estados cuánticos del Ser. “El médico hoy necesita saber de filosofía existencial, de la angustia de la muerte”, remata el facultativo.
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