“Dentro de esta vida actual, metódica y deshumanizada, existe el médico. Y como símil de los rasgos actuales, creció con una fuerte dosis de técnica e inconvenientes antropológicos derivados de las condiciones ambientales en que se desenvuelve su arte”. Este es el punto de partida de un editorial del Prof. Jorge Carlos Trainini para la revista española Educación Médica. Su tesis, que explicitó en una entrevista hace dos años, es que la deriva de la medicina, enfocada a convertirse en una ciencia determínistica, ha primado la dimensión más empírica del paciente. Pero, “la enfermedad, por afectar la vida humana, posee sobre su dimensión biológica otra rigurosamente histórica”.
Madrid, 25 de febrero de 2020. El carácter humano del objeto de la labor médica no tiene por qué ser constringente. De hecho, la autoconciencia abre nuevas perspectivas metodológicas y distancia la medicina del fisicalismo. En estos márgenes se inserta el artículo ‘Humanización en la práctica médica’ que firma el Prof. Jorge C. Trainini, para la editorial Elsevier como representante de la Cátedra de Medicina Basada en la Complejidad de la Fundación Practicum. El argentino señala tres rasgos de la medicina de hoy: la especialización técnica, la colectivización de la asistencia y la ausencia de interrelación médico-enfermo. “Se vuelve necesario -destaca- ingresar la personalidad del enfermo en el quehacer del médico, como objeto de investigación y evaluación”.
La historia natural de la enfermedad debe entenderse a través de una aproximación al paciente, entendido como un ser total, incluidas sus particularidades. Y “he aquí en medicina el peligro actual: la técnica pura, la superespecialización del médico sin antropología, tomada como un mecano a resolver, sin tener en cuenta el ser total”, explica el experto en medicina basada en la complejidad. Para el Prof. Trainini, hoy en día la proximidad se ha desnaturalizado. Hay, por ejemplo, “una dosificación de la relación médico-paciente en la que intervienen la empresa médica o la rentabilidad empleada”. En este sentido, “posiblemente en medicina el déficit de conocimiento para solventar los problemas no sea tan grave actualmente como el déficit de factor humano”.
De acuerdo con el Prof. Trainini, “el factor humano debe definirse como el análisis de los factores emocionales, el conocimiento en la comprensión de los procesos integrales que llevan a la enfermedad, la observación de los factores externos que impresionan a los sentidos, y también en la comprensión de esos mismos procesos para el flujo terapéutico”. Por otra parte, los elementos inconvenientes a señalar incluyen la comercialización del acto médico, el uso de metodologías lineales, la excesiva prestación de estudios complementarios en detrimento de la reflexión y el haber culturizado al paciente que debe concurrir a la empresa de salud y no a su médico, entre otros.
El paciente ya no es un objetivo de la economía sino un medio para alcanzarla. De la misma forma, el Prof. Trainini sostiene que el paciente no se concibe como un ente irrepetible, sino que se ha transformado en copia que soslaya al factor humano. Además, “el análisis intuitivo y ocasional del médico sobre su paciente individual dejó de ser el motor que permitió el avance histórico de la medicina”. Idealmente, la relación del profesional con su paciente habría de ser única y también cambiante. Se da en un determinado espacio-tiempo y de acuerdo con unas circunstancias psíquicas, ambientales y sociales. Este contexto es el que refina las decisiones, reconociéndose en el acto médico la falibilidad y la singularidad de la persona.
“En este esquema -indica el Prof. Trainini- se desarrolla la lucha del médico ante la enfermedad, con connotaciones no solo profesionales sino socio-económico-políticas, que han llevado al médico a una acción de atención directa a un ente orgánico y no biológico total, como es el paciente”. Los pacientes presentan sus afecciones y dolencias al médico como individuos y son esos individuos los que deben constituir el punto de arranque de los cuidados. Esta forma de entender las cosas se apoyaría en una suerte de sabiduría práctica, que englobaría la competencia y el juicio clínicos, así como el respeto por las personas, que atañe a la compasión, la confianza y el derecho del paciente a elegir. Léase: una medicina que incluya, además del cuerpo, a la psiquis, lo social y lo ecológico.
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